lunes, 15 de noviembre de 2010

MINICUENTO

Este era un hombre que viajaba sin rumbo, que recorría las calles, los cielos, los mares, era un hombre que observaba todo…

Aquel día el hombre llegó a un lugar increíble, el cielo tenía unos tonos muy cálidos, los ríos eran cristalinos pero los seres que allí habitaban era lo más conmovedor, eran pequeños, de muchos colores, seres muy dulces, entonces el hombre sintió que nada le hacía falta, que este era el más plácido de sus viajes y que no quería nunca volver a su hogar.

Pasaron algunas horas y el hombre había jugado tanto con los seres de colores que se sintió cansado y se acomodó sobre una estera, durmió por unos minutos.

De pronto una bella mariposa se posó en su rostro, el hombre despertó asustado y al abrir sus ojos descubrió que estaba en la vieja banca del parque…

En realidad el hombre nunca viajó pero su espíritu era tan soñador y sus ojos tan detallistas que siempre lograba viajar a los lugares más insólitos del mundo con su imaginación.

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